Dudo que alguien podría responderlo en situaciones ajenas pues suponer aunque se nos da bien, por lo general no acierta.
Se cuenta que amar se trata de entendimiento por encima de todo, más lo que realmente parece ser es una campaña para que una de las dos partes cedan.
Si acepto lo que el otro propone estoy siendo amorosa porque cedí, me rendí, pero un momento... sino estoy de acuerdo, ¿me estoy fallando a mi? y donde está el amor en ese momento, cuando tu grito ahogado te recuerda que fuiste falso en algo, pero recuerda que la sociedad te premiará por haber cedido por el bien de la relación, incluso tú te premiarás por hacerlo, inicialmente...
Amas tu soledad porque concilias bien con ella, y detestas su presencia cuando se vuelve aquello de lo que pretendías huir, de la sociedad, porque hay cosas por cumplir, estatutos que llevar, melodías que cantar para que todos queden contentos.
Siempre lo dije, no hay nada mejor que estar solo, pero siempre aparece alguien que llega a inquietarte y que obvio al inicio se percibe como aquel perfume que te gustaría llevar en tu piel, pero tan pronto como no te das cuenta de tanto gustar de ese perfume empieza a parecerse a ti, mucho, deseas tenerlo siempre, y claro es porque huele bien, y al cabo de un tiempo se adhiere siendo difícil de quitarlo.
Como se volvió parte de ti empiezas a llamarlo como parte de ti, a pedir cosas como te las pides a ti, y a estar pendiente de todo lo que concierne a su ser, de alguna manera el que esté contigo tanto tiempo da una idea de seres inseparables, aunque no tengas el afán de quitarle su espacio lo haces, porque ya no estás solo o sola, estás en compañía y así como tu intervienes en la vida de esa persona, esta también lo hace.
Difícil es cuando se desea retornar, tús deseos no son los mismos y es evidente la ruptura.
Sabes que sólo puedes esperar que las cosas se acomoden a tu gusto, porque según tu visión es lo mejor para ti, puede que no para el otro pero si para que tú vivas en armonía con el otro.
Sólo esperas que algo pase, porque si tu descontento y sensación de abandono permanece, es mejor estar solo que sentirse incomprendido y ver que el otro no pudo ceder cuando tú si lo hiciste, después de todo te preguntas, yo estando en su lugar ¿hace cuanto me habría marchado? ¿era consciente de lo que sentía y quería el otro? y si era consciente ¿qué me impedía ceder? ¿estaba bien ceder? ¿qué hubiera ganado al ceder y que hubiera perdido? ¿ganado tranquilidad y restado felicidad propia? entonces sin lugar a dudas creo que estando en su lugar también hubiese querido estar solo, para recordarme que el amor sigue dentro de mi, sólo conmigo.