Finalmente logré averiguar el motivo de lo que me estaba llenando la cabeza de pensamientos. Estos días he estado observando a las personas y a su vez de hacerme una revisión interna.
He encontrado personas que me recuerdan a algo que fuí y que no deseo ser más o personas que me recuerdan a algo que siento que ya no soy o cosas de las que no me siento orgullosa.
Me parece que los prejuicios son como tatuajes que son conducidos a nosotros hasta el pensamiento, y llegan para ver a las personas como el reflejo de algo que ya vivimos.
Alguien dijo alguna vez "no pienses de más", pues he pensado aunque dicen "no pienses" no sólo en mi misma sino en las personas a las que amo y lo que deseo, y las interacciones que he tenido.
Reconozco que las personas que te rodean no sólo te dejan una experiencia sino que fluyen en ti trayéndote un flujo de pensamientos, de aprendizaje y en algunos casos aparecen para que te recuerden algo que hiciste y que no deseas ser, y en otras ocasiones ya no deseas estar con esas personas porque a su lado sólo sientes negatividad y no un equilibrio de situaciones, te sientes como el balde de las lágrimas. Estas son algunas de las interacciones que tuve y que deseo compartir contigo:
Me encontré con alguien que no dejaba de hablar, parecía un monólogo a ratos, me parecía que era porque esa persona en realidad sentía una necesidad por hacerlo, me recordó a mi, cuando quería decir muchas cosas que sentía, que me pasaron y daba muchos detalles,también esta persona que encontré tenía un léxico bastante fluido, a ratos cuando hablas con alguien así sientes que sólo quiere llevarse algo de ti, que no te da la oportunidad de expresarte o que se olvida que habla con alguien que también puede desear estar en esa conversación no sólo para escuchar sino para hablar.
Me encontré con alguien que dudaba de quien era, fué lo que pensé cuando me preguntó sobre lo que pensaba de si misma, respondí brevemente, pero no puedo decir conozca a esta persona lo suficiente como para que sea confiable mi respuesta.
Me encontré con alguien eufórico, decepcionado, llorando de impotencia y en momentos así sólo queda darle aliento para que respire, abrazarlo, recordar las veces que lloraste para que logres actuar de la manera que esa persona necesita.
Me encontré con alguien que deseaba pelear a toda costa, que se expresaba de manera muy crítica cuando hablaba de otras personas, no se expresaba con delicadeza de alguien a quien decía conocer, su rostro y palabras sólo mostraban desaprobación sin considerar posibilidades de las razones de los actos de la persona de la cual hablaba.
Me encontré con alguien que tuvo miedo de morir a futuro, la preocupación quizás sea el detonante que nos movilice a hacer algo que habíamos olvidado, quizás a veces al vernos al borde de una enfermedad no esperada deseamos empezar a hacer las cosas correctas, el miedo es lo que existe.
Me encontré con alguien que se sentía culpable y trató de justificar sus actos que hicieron sufrir a alguien, su gesto era de desesperación, se convirtió en un niño de pronto, su dureza se fué y se quedó sin argumentos, un hombre con culpa sin justificación, acorralado, eso era él.
Me encontré preguntándome si realmente entiendo tus motivaciones y miedos, si se realmente se porque haces una cosa u otra, si puedo apenas ver el filo o el pequeño rayo que indique tus motivaciones, se que aunque lo digas debo observarte, conocerte, desafiarme cada día que te vea, pero el desafío no será el indagar sobre ti sino verte cada día como alguien nuevo sabiendo tu pasado, tratando de leer tus gestos y poder entenderte.
Me encontré preguntándome si había cambiado.
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